Defensoras: Nos merecemos vivir bien, la vida en el centro

El titulo corresponde a un trabajo más que importante desarrollado con agenda feminista por lideresas de latinoamérica. Van primero palabras de introducción Caminante.

Desde cierto urbanismo considero que no se alcanza a dimensionar lo que es una agenda de Derechos Humanos y lo abarcativa que es la misma, decimos desde nuestra editorial Caminante Digital que «desde cierto urbanismo» porque es desde ese lugar en el que se sitúa el estilo de vida y donde se ubican los centros emisores de culturalidad moderna, esa de implicancias positivistas que inocularon a través de la comunicación hegemónica de que en las periferias mundiales somos sociedades incompletas y de allí el concepto «países en vías de desarrollo». Por supuesto que no son conceptos nuevos, solo refrescar aquellos estudios que lo han puesto en evidencia como por ejemplo los de la » Teoría de la Dependencia» (estudios cepalinos con Raúl Prebish a la cabeza), y en la que dialogan entre sí junto al neomarxismo latinoamericano con la Dependencia y los conceptos de Centro Periferia (Teotonio Dos Santos, Vania Bambirra, Ruy Marini entre otros).

Aunque algunxs piensen que esto es anacrónico y que me he quedado con conceptos de los estudios de los años 60 y 70, insisto en catalogar la ceguera urbanista, porque en estos últimos tiempos en distintos países de latinoamérica hemos asistido al reclamo social desde organizaciones surgidas desde comunidades campesinas, laboriosas de la tierra, tanto en Bolivia, en Perú, Colombia, México, Honduras, Brasil, pueblso originarios de Chile, quienes han tenido la capacidad de poner en evidencia de cómo el modelo capitalista en su fase neoliberal toma a los Estados y a la tan ponderada institucionalidad (modernista) a trabajar como vector facilitador de negocios de carácter extractivista que avasallan el derecho a la vida y al buen vivir, de aquellos ciudadanos/as que alzan su voz ante el sometimiento de un sistema que muchas veces solo deja pasivos ambientales y pocas posibilidades de una mejor vida.

Los acuerdos internacionales, compromisos, y agendas de tipo Agenda Sostenible para el Desarrollo 2030 alcanzados a escala de la ONU, o el acuerdo de Escazú que en teoría tiene como principal objetivo «garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a vivir en un ambiente sano y a su desarrollo sostenible» argentina.gob.ar, no logran mejoras sustanciales concretas más allá de ponerlos en agenda.

El urbanismo, se queda en lo complejo que a veces se hace transitar por las populosas urbes cuando columnas de manifestantes optan por ganar la calle para hacer escuchar sus voces, cuestionando a estos últimos por subvertir el orden de los hamsters humanos en su rueda habitual. Es allí donde aparecen los reclamos de mano dura, represión, vuelta de servicio militar obligatorio sin profundizar en el pensamiento y sin revisionismo histórico que nos puede refrescar la memoria y una vez más dejar sentado que el uso de la mano dura siempre benefició a los sectores que concentran la economía en detrimento de los derechos de los trabajadores y trabajadoras.

Hasta aquí nuestra editorial Caminante (*Pablo Miranda) que enlazamos con este trabajo que vienen desarrollando las Defensoras exponiendo las distintas y muchas veces comunes realidades entre los países de latinoamérica.

Ellas nos cuentan

Recuperamos las voces de las Defensoras para entender la situación de nuestros pueblos. Las Defensoras cuidan la memoria, abrazan el ser colectivo y construyen las respuestas al saqueo de nuestros cuerpos-territorios. En sus relatos de esperanza tejen las resistencias territoriales en una genealogía urgente: Defender los derechos de los pueblos y de la madre tierra.

Partimos de las reflexiones de la Defensora de los ríos, Berta Cáceres Flores, durante 2014, quien por ese entonces ya advertía la necesidad de proteger la vida: “¡Despertemos humanidad, ya no hay tiempo!”. Su feminicidio político, en 2016, constituye un punto de inflexión para el reconocimiento de las Defensoras en los distintos territorios.

El recorrido continúa con los testimonios de Defensoras que resisten a la militarización y al saqueo de la naturaleza durante la segunda década del siglo XXI. La contaminación de los ríos y las tierras, el desmonte, los incendios y los desplazamientos forzados se combinan con tramas de violencias estructurales. 

Las Defensoras resisten pero también construyen -en sus territorios, en las instituciones y en las comunidades- esos nuevos mundos que anhelamos para el buen vivir. Desde sus experiencias situadas y sentidas están pariendo, todos los días, “una política que coloca la vida en el centro”, como sintetiza la Defensora y candidata presidencial de Colombia, Francia Márquez Mina. 

A través de la publicación de entrevistas, una serie de podcast, ilustraciones y la edición de un libro, nos proponemos tender puentes entre territorios que se pretenden alejados. Un llamado polifónico y pluridiverso que realizan las comunidades del Sur Global, desde Abya Yala hasta Mamá África.

Aquí los podcast con esas historias.