#CoberturaCosquín2022: El cierre en la pluma de Alejandro Mareco

 

 

El Festival se apagó con la satisfacción de haber regresado a la Plaza con una sucesión de noches que las que se vivieron numerosos capítulos destacados, con el acompañamiento de la multitud. Sergio Galleguillo fue el encargado de cerrar con el carnaval riojano a pura nueve loca y harina. Nahuel Penissi fue proclamada la Consagración de Cosquín 20220, y hubo otro Camín de Oro, esta vez para Las voces de Orán.

*Por Alejandro Mareco

Faltaban dos minutos para las cuatro de la madrugada del lunes cuando la Plaza le dejó el paso al silencio. Sí, el tiempo veloz se había devorado las nueve lunas y el Festival había terminado.

Después de casi dos horas de nieve loca y harina para blanquear la representación del carnaval riojano, Sergio galleguillo había concluido con el último acorde de “El camión de German” ,y este fue el estribillo final que la gente se llevó en la boca hacia la retirada por las calles de la ciudad.

Había quedado atrás una edición, la 62°. Una vez atravesada la emoción del reencuentro con esta gran reunión de la música criolla y su pueblo, Cosquín se quedaba con la satisfacción no sólo de haberlo concretado sino de haber puesto en escena un Festival que fue capaz de hacerle vivir muchos buenos momentos a la Plaza, que acogió a las multitudes como antes de la Pandemia.

Además, como cada vez, quedaron plantadas las semillas del futuro. Casi a la medianoche, se anunció la Consagración: Nahuel Pennisi, el joven de 31 años nacido en la ciudad de Buenos Aires que no ha dejado de crecer desde que saltó de la condición de músico callejero a los grandes escenarios, así como de multiplicar el afecto de la gente y cosechar incluso fanáticos, es especial desde su último disco “Universo paralelo”.

La distinción tiene consigo un claro merecimiento, aunque también hubo otras figuras que podían legítimamente aspirar a conseguir la distinción, aunque eso es también es parte de lo bueno del Festival: pasan artistas de calidad. El salteño Juan Fuentes, en tanto, se llevó una “mención espacial” aún cuando fue programado a último momento para la noche inaugural, a raíz de los covid positivos de Jorge Rojas y Jairo.

Mientras tanto, Sofía Asís, tucumana radicada en córdoba y ganadora del Pre Cosquín en la categoría solista vocal, se llevó el premio Revelación.

Tambien se dieron a conocer los distintos premios que tienen que ver con el universo cantado de Cosquín: la Peña oficial distinguió al Dúo Heredero; los espectáculos callejero a Vale Trago, mientras que Emilio Morales y María Laura Gomes Weoss recibieron menciones.
Y el Tercer Camín de Oro que se entregó en esta edición, luego de que en la noche del lunes lo recibieran Los Carabajal y Marité Berbel, fue para Las Voces de Orán, que este año cumplieron 50 años desde que conmovieron a la Plaza de 1972 con la “Chaya de los pobres”, gran composición de Ramón Navarro.

La luna final había comenzado con el entrañable Dúo Coplanacu (Julio Paz y Roberto Cantos), siempre capaz de llegar con el color de sus voces y con su modo sencillo y entrador al corazón de la gente. Julio Paz, que sufrió la rotura del parche de su bombo al primer golpe y tuvo que recurrir a uno prestado, destacó el reencuentro: “Otra vez estamos juntos para cantar estas cancioncitas chiquitas pero que valen para abrazarnos”, dijo. Cantaron temas reconocidos por la gente, como la zamba “Mientras Bailas” (Cantos), y sumaron otros al repertorio, como “Retiro al Norte” (Cantos) que habla del viejo tren llamado “Estrella del Norte”.

Luego, Yamila Cafrune, que celebra 30 años de trayectoria, recibió el premio “Cinta coscoína” por parte de la Comisión. Y tras recordar el momento en que Julio Márbiz la escuchó cantar en la Confitería la Europea, dedicó un tema a su padre, el gran Jorge Cafrune, agradecida por haberla puesta en esta senda, Finalmente invitó a la gente a cantar “Zamba de mi esperanza”, y fue un momento emocionado al reconocerse con qué intensidad sigue habitando en el sentimiento de la gente.

Las Voces de Orán regresaron al escenario esta vez sin Roberto Franco, fallecido hace unos meses a causa del corona virus (Nicolás Verón lo reemplaza). Fueron de los primeros en traer el sonido de los violines de Chaco Salteño (región que junto a Santiago del Estero tiene incorporado este instrumento muchas veces como protagonista). Federico Córdoba, el único integrante de la formación original ue queda, lo recordó con emoción. Entre otras canciones, cantaron, claro, “La chaya de los pobres” y se despidieron con “La taleñita”.

El carnaval final

 

Luego de la entrega de los premios, la postal de provincial trajo una notable puesta de La Rioja. Con Silvia Zerbin, gran referente nacional de la danza argentina, investida de Pachamama y sentada en lo alto, recorrió en homenajes el recuerdo de figuras como la de Dolores Díaz, “La Tigra”, que luchó junto al caudillo Felipe Varela, y la de Monseñor Enrique Angelelli, cuyo compromiso social dejó un intensa huella entre los riojanos, y que fue asesinado por la dictadura y declarado beato por la Iglesia en 2018.
Después llegaría un Facundo Toro logrando su conexión habitual con el público a través de sus canciones, en un repertorio que incluye siempre temas de su padre Daniel, como “Principito”.

Los Alonsitos trajeron su versión del chamamé, que además de marcadamente bailable a veces se propone romántico, mientras que los cordobeses de Los Trajinantes, hicieron cantar a la Plaza que los acompañó a pesar de la ansiedad por Galleguillo.
Y cuando “El Gallo” entró, se desató el carnaval, alimentado de esa energía que tiene para transitar el escenario y cantar una canción tras otras. Los invitados que compartieron un largo momento con el fueron las Voces de Orán. Con ellos cantó la “Chaya del Carnaval”, hasta que tras dos horas de actuación, el final fue indetenible.

Y cayó entonces el telón sobre la edición del reencuentro del Festival con la gente, y que tuvo tanta fuerza, buenos, intensos y emocionados momentos, que dejó flotando en el aire de la madrugada y de la mañana del lunes, un soplo de nostalgia y la impaciencia de la espera por la llegada del próximo enero.

 

 

  • Audiovisual Prensa oficial Iván Radke. Un compacto de lo que fue la última velada.

 

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