Qué nos pasa como suciedad

Clarisa Villares denuncia una realidad que no puede pasar desapercibida. El hecho se produce en la empresa Sarmiento que cubre el recorrido Alta Gracia con Córdoba, pero es una realidad que nos involucra a todos.

colectivo-sarmiento

Violencia institucional, violencia simbólica, violencia emocional….como se define la violencia cuando el destinatario es un pibe, que continua y sistemáticamente recibe desprevenido el sopapo del sistema…una y otra, y otra vez. Hoy esperaba el Sarmiento, para regresar a casa, y me encontré con una familia que vive en un asentamiento gitano en Alta Gracia. La mamá con una bebe en brazos, sentada y los tres nenes de 8, 9 y 10 años más o menos, jugando alborotados, contentos de volver a casa, después de una jornada muy larga de venta callejera.

Muchas veces pasan por mi trabajo, a veces a vender bolsitas o agujas, a veces para saludar o tomar un descanso cuando el frío aprieta o el sol quema…da lo mismo, la venta no se suspende. Charlaban, decían algo de la luna, no entendía, entre ellos hablan un dialecto que es mezcla de español y romaní, jugaban al fútbol con una tapita de coca. Los saludé y nos pusimos a charlar, de la venta del día, de fútbol, de Messi…finalmente llegó el colectivo, y ellos que estaban primeros subieron. Pasaron unos segundos y veo que bajan, algo pasaba.

La cola sigue avanzando y alcanzo a preguntarles, ¿qué pasó? : tenemos para las “y cuarenta” me dice, yo reviso mi boleto: yo tengo para la misma hora, la cola avanzó y estoy frente al chofer, le explico que los nenes que bajaron tienen para la misma hora que yo (y que los demás que seguían subiendo) y que ellos estaban primeros; de muy mal modo me dice que espere. Le reitero, quiero pensar que no me entendió, le explico que obviamente se equivocó porque esas personas que hizo bajar estaban primero, me mira y de nuevo, de muy mal modo me dice: señora, ya le dije, ¿puede esperar por favor? .

Llamo a la mamá de los nenes y le pido que muestre sus boletos, que es su derecho subir en ese coche, la señora se queja y este sorete con carnet profesional le dice: bueno, suban, como si les estuviese haciendo un favor. Cada uno boleto en mano suben, pero el tipo cuenta mal, y uno se queda sin asiento, automáticamente, como si fuera culpa de alguien más, el chofer se enoja y grita que nadie puede ir parado, de modo que dos de los nenes, aunque pagaron cada uno un boleto, comparten el asiento… y la alegría, que como un anticuerpo sigue presente pese al maltrato. Viajan en el primer asiento, charlan, se ríen, tienen los ojos muy brillantes, y en la penumbra del bondi los puedo ver. Cantan canciones de Sandro y hasta me dedican una!. Más atrás va serio el más grande, que no tiene más de diez, con la mamá y la pequeña. Me acerco y les pregunto, ¿siempre tienen esta mala onda los choferes? Si amiga, todos los días nos tratan mal… No entiendo, ¿de que se los acusa? ¿desentonan en el paisaje vip de un diferencial? o es imperdonable la osadía de ser vendedor ambulante y pretender viajar en un servicio diferencial? tal vez deberían ubicarse, cuidar más la plata….que se yo, darse cuenta que no son gente como uno!.

Me indigna la política de la empresa hipócrita que les vende el boleto, pero manda a los choferes a ningunearlos y discriminarlos, me indigna el chofer servil que se pone la camiseta de la empresa que lo explota e intenta humillarlos públicamente… pero más me indigna esta sociedad que muere asintomática, porque esto pasa diariamente, ante los ojos de muchos pasajeros, y es evidente, tristemente evidente, que elegimos no mirar.

Decido no bajar en mi parada, quiero llegar hasta la terminal, porque necesito decirle a este imbécil al volante lo que pienso. Le reclamo la actitud discriminadora con esos pibes, por pobres, por gitanos…pero sobre todo le reclamo por hacerle pasar un mal momento a cuatro niños, que laburan de la mañana a la noche, que reciben en la calle agresiones, maltratos, ninguneo, esos pibes ya tienen la mochila demasiado llena de piedras para que venga un pelotudo con corbata a humillarlos.

Le dije también que al otro día (mañana) haría la denuncia al INADI, con vista al ERSEP y a la Secretaría de DDHH, tomé el número de coche y le pedí que me diga su nombre, para que lo llamen y repita, como me dijo a mí, que esa actitud asumida obedecía a directivas de la empresa, pero el muy cagón no me dio su nombre, pese a que legalmente está obligado a hacerlo. Le dije que era muy valiente para maltratar niños, pero se cagaba para dar la cara, le grite que era un cobarde y una mala persona. Me fui caminando a mi casa, con la imagen de los chicos bajando del bondi en su parada, la pequeña dormida, los dos del medio saludando entre risas y juegos, y el más grandecito… él me saludó, pero su mirada era triste, le pregunté si estaba cansado y me dijo que si con la cabeza, pero yo creo que en él, tanto maltrato no había resbalado… de a poquito y entre todos les vamos robando la inocencia, los acorralamos, los ignoramos, y en unos años levantamos el dedo y los acusamos de violentos e intolerantes y los metemos en cana…después nos subimos al diferencial donde no tenemos que ceder el asiento , le damos dos mangos al pibe que pide ayuda porque tiene HIV, tranquilizamos nuestra conciencia y dormimos hasta llegar al crucero.

Hasta aquí el relato de Clarisa Villares en su cuenta facebook.

Diario Tortuga de Alta Gracia continuó el tema, y entrevistó a Villares luego de que se presentara ante el INADI, lamentablemente el INADI NO AYUDA.

Informe.

VIOLENCIA INSTITUCIONAL: DISCRIMINACIÓN A FAMILIA GITANA. EL INADI NO AYUDA

Clarisa Villares, Secretaria general del MOVI, dialogó con el programa “Salgan al Aire” de radio Tortuga 102.7 por una situación vivida el pasado martes, en donde una familia de la comunidad gitana sufrió un caso de discriminación durante un viaje en un colectivo de la empresa Sarmiento.

“La familia sube al colectivo, baja tras unos segundos y la cola avanza. Al subir le pregunto a unos de los niños que pasó y me dice que tenán boleto para un colectivo posterior, al igual que yo. Al darle el boleto al chofer le digo que hubo un malentendido y de mala manera me dice por favor espere. Al quejarse la madre, el chofer les pregunta cuantos son y depectivamente les dice “bueno suban”. Sobre el colectivo se da la situación de que falta un asiento y queda un niño parado. El chofer se enoja mucho, le grita a un pasajero que quiere cederle su asiento, por lo que uno de los niños debe sentarse con su hermanito y emprendemos el viaje” narró Villares.

La vecina agregó que cuando reclamó al conductor del colectivo su actitud, este argumentó dicen que era una “política de la empresa”. Además, el chofer se negó a identificarse ante Villares, cuando esta le pidio su nombre, dado que iba a denunciar a la empresa ante el INADI.

La situación se profundizó al día siguiente, cuando la altagraciense se dirigió a realizar el reclamo al INADI. “Describo mi denuncia exaustivamente y la persona de mesa de entrada me dice que no la podía recibir porque esa denuncia debe ser realizada por el damnificado”, comentó Villares.

Al cerrar la entrevista, la denunciante agregó que se fue muy triste del lugar, dado que si bien la denuncia fue receptada, le dijeron que no va a tener recurso y que desde el INADI no hay nada que se pueda hacer.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *