*Por Pablo Miranda.
En el departamento Calamuchita, una región donde el turismo es preponderante y en algunos pueblos es determinante debido a que es la principal fuente del que se compone su producto bruto interno, La Cumbrecita y Villa General Belgrano estuvieron a pleno en su capacidad de alojamientos. Así se desprende de porcentajes publicados de manera oficial por las áreas de turismo de respectivos pueblos.
Hasta aquí una simple crónica de los primeros indicios que deja el transcurrir del primer fin de semana una vez que algunos distritos del país comenzaran con su período de vacaciones escolares de invierno. Cuando concluya julio se podrán hacer otro tipo de evaluaciones con más elementos y con la temporada alta de invierno consumada.
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No solo de ocupación viven los destinos turísticos
Ya no solo importa el número de ocupación, para la industria fundamentalmente interesa el consumo de los turistas que llegan a destino. Luego juegan las variables respecto a la renta que deja ese movimiento en un contexto en el que los insumos no tienen precios estables y la carga tributaria se hace más pesada cuando las camas no se ocupan ya que estas no se recuperan. De todas maneras, no parece ser el caso de camas vacías al menos en los dos destinos a los que nos estamos refiriendo pero sí será clave el consumo per cápita.
En el caso de Villa General Belgrano que posee un comercio importante en cuanto a cantidad, también interesa a quienes integran ese corredor comercial, la visita de aquellos que llegan a pasar el día. Es así que gastronomía, regalos, centros de entretenimientos no discriminan a la hora de hacer números si el ticket le fue cortado a alguien que se alojó en Villa General Belgrano (6.206 camas oficiales), en algún pueblo vecino o solo pasó unas horas en la región.
Esto indica claramente que si bien son economías que funcionan integradas, hay una dualidad de expectativas entre comercio y alojamientos que hay que conciliar de manera permanente para que el destino goce de buena salud.
En el caso de La Cumbrecita, un pueblo terminal (no hay otro pueblo más alto en Córdoba) en las Sierras de Comechingones, cuenta con algunas ventajas comparativas pero también el equilibrio juega un rol determinante.
A 1450 msnm este pueblito peatonal con muchos servicios turísticos y una comunidad acostumbrada, es parte de su cultura, a recibir turistas, pone el grueso de su recursos en el personal de contacto para hacer de la estadía del visitante una buena experiencia.
Apuesta ambiental: manejo de residuos, mantenimiento y preservación de flora- fauna, su arquitectura, las paseos que se proponen para el que llega en circuitos para todas las edades, y con guías en aquellas propuestas con cierta intensidad y otros cuidados circundan bajo un mismo eje que tiene que ver con interpretar el entorno, respetarlo y disfrutarlo.
No posee un calendario tan cargado de agenda de espectáculos como Villa General Belgrano, aunque en la etapa más reciente se han sumado propuestas de esta índole desde lo público y también de impronta privada.
En este destino, que posee un poquito más de 1200 habitantes, y poco más de 900 camas para alojar, el turismo representa más del 90% de sus ingresos y tiene la particularidad de que los excursionistas (aquellos que suben a pasar el día) tienen un impacto importante en el número final del balance, por dos cuestiones: la primera es que todos los vehículos a excepción de aquellos que se alojan en el pueblo deben pagar un canon y dejarlo en los estacionamientos de ingreso, ya que al ser «una reserva de uso múltiple» hay cuidados que hay que tener, una capacidad de carga e inversión en el sostenimiento de ciertas políticas que he mencionado más arriba para preservar el lugar.
La segunda es que la cantidad de visitantes que lo hacen por el día, impulsan hacia arriba el consumo en el segmento gastronómico-comercial, es común que en un fin de semana largo o días de alta sobre todo en verano, el invierno no está exento de este fenómeno, el número de vehículos que suben superen los 1200. Si a este número, por ponderarlo de alguna manera se le multiplica por cuatro, número de familia tipo, estamos ante una cantidad de personas más que importante que potencialmente desayunan, almuerzan y comparten la merienda en el lugar indistintamente de las preferencias de cada uno.
Si tenemos en cuenta estos aspectos, también en La Cumbrecita se nos presenta una dualidad de intereses económicos pero que a la vez juegan integrados. El alojamiento tiene un tope de capacidad de alojamiento, el comercio si bien también tiene sus limitaciones su capacidad es ascendente y por citar solo bares y restaurantes tienen el beneficio del recambio.
Sin lugar a dudas estos destinos lo vienen haciendo bien,¿podría ser mejor?, es muy probable, el equilibrio entre segmentos, la cultura de prestaciones de servicios y satisfacción de los empleados en cuanto a trato interpersonal y adecuada remuneración también requiere un adecuado análisis que dejaremos para otra oportunidad.
Mejores consumos
La temporada comenzó con la vara alta, y por estadísticas se puede considerar que en los fines de semana largos mejora el índice de consumo y que se puede constatar en el ticket. El visitante tiene por conducta fijarse un poco menos en lo que tiene en el bolsillo, débito o tarjeta de crédito. En este caso un fin de semana de cuatro días y comienzo de vacaciones de invierno ha sido un buen combo para alentar la salida y el consumo.
Propuestas
Insertos en una región bendecida por sus paisajes, la inversión pública y privada en servicios, alojamientos de categoría, una gastronomía típica producto de la transculturación genuina surgida desde la llegada de inmigrantes de centroeuropa a la zona, con fusión en costumbres, cultura y recetas regionales le dan un toque distintivo del cual estos dos destinos se han colocado hace ya mucho tiempo en la lista de preferencias de los turistas y en el pendiente de viajeros de los lugares que aun no los visitaron.
*Tec. Comunicación y Turismo. (FCC/UNC).